Prohibido Fumar, al fin...

Desde ayer 1ero de octubre de 2006 está prohibido fumar en todos los lugares cerrados públicos de la ciudad de Buenos Aires. Realmente festejo con mucha alegría esta noticia, porque soy asmático y porque el cigarrillo me molesta mucho. Durante años luché contra fumadores irrespetuosos en lugares de trabajo, ámbitos educativos, bares y restaurantes. A los fumadores los sufrí en universidades, en oficinas privadas, en redacciones de periodistas, en lugares públicos recreativos y en oficinas públicas. Se me vienen a la mente dos batallas en particular; hace cuatro años trabajaba muchas horas en una dependencia pública en un edificio con ventanas de vidrio que no se podían abrir. Yo siempre les solicitaba por favor a los fumadores que no fumen en los espacios comunes. Los pedidos se cumplían durante un par de días, pero al cabo de un tiempo, la solicitud quedaba en el olvido. Un día me enojé y decidí meter en una bolsa todos los ceniceros y tirarlos a la basura. Mi reacción generó cambios, pero tampoco fueron muy duraderos. Luego recuerdo a un profesor de una universidad pública que fumaba durante toda la clase en pleno invierno (no había posibilidades de abrir la ventana). Muchos alumnos estaban molestos con el aire viciado de la clase, pero el profesor era muy autoritario y nadie le decía nada. Me ocupé de movilizar a todos los molestos, y el profesor tuvo que finalizar su conducta.
Bien por esta ley que promueve los derechos de los no fumadores y beneficia la salud de todos.
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